EN CERRO LARGO TAMBIEN, TODOS HACIA ADELANTE

En la diferencia o en el acuerdo, encontremos un espacio para pensarnos y hacernos, que nos permita re descubrir el sentido nacional, lo que nos une. Revisando continuamente el legado de nuestros antepasados más luminosos, podremos encontrar los cimientos, las bases de un proyecto colectivo construido en colectivo.
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"Ciudadanos: la energía es el recurso de las almas grandes. Ella nos ha hecho hijos de la victoria, y plantado para siempre el laurel en nuestro suelo" José G. Artigas, abril 1813.

Pienso... y... si puedo decir lo que pienso... recién ahí "luego existo" (adaptado de Descartes).

viernes, 20 de noviembre de 2015

LA EDUCACIÓN PERSONALIZADA


Fuente:   Trascripción textual del Libro “Crear o Morir” de las 5 claves de la innovación. De Andres Oppenheimer.

Gracias a la tecnología, pero muy especialmente al crecimiento de la educación en línea por internet, las escuelas del futuro funcionarán exactamente al revés que las actuales: en lugar de que los niños vayan a la escuela a estudiar y hagan sus tareas en casa, estudiarán en casa — con videos y programas interactivos de computación— y luego harán sus tareas en la escuela, trabajando en equipo con sus compañeros y con el asesoramiento de sus maestros. O sea, los jóvenes harán en su casa lo que ahora hacen en la escuela, y en la escuela lo que ahora hacen en su casa.

Las así llamadas flipped schools, o “escuelas al revés”, ya están proliferando en Estados Unidos, tras el descubrimiento de que los niños aprenden mucho más si pueden estudiar solos mirando videos —que pueden detener y rebobinar cuando se topan con algo que no entienden  — y realizando ejercicios prácticos en sus computadoras, y luego resolver en la escuela los problemas que quedaron pendientes, con la ayuda de sus profesores.

Las escuelas que funcionan “al revés” comenzaron a propagarse tras el boom de las clases gratuitas en línea de Salman Khan, un joven banquero que comenzó a colocar videos gratuitos con clases cortas de matemáticas y álgebra en YouTube para ayudar a su prima que  tenía problemas en la escuela. Al poco tiempo se encontró con que millones de jóvenes en todo el mundo estaban mirando sus clases. Como me lo contó Khan —y como veremos más en detalle en el capítulo 8—, se vio inundado de e-mails de jóvenes que le agradecían el haberlos ayudado a entender los problemas de matemáticas y álgebra que no lograban
descifrar, y que decían que estaban aprendiendo mucho más con sus videos que en clase. En 2008 Khan fundó su Khan Academy de videos gratuitos en línea, y en 2014 ya estaba ofreciendo videos gratuitos en 28 idiomas a unos 10 millones de estudiantes cada mes. Poco después aparecieron sitios parecidos con clases gratuitas en línea para estudiantes universitarios, como Coursera y Udacity, que al igual que el Khan Academy están revolucionando el sistema educativo mundial.

“Casi todos [los expertos] están de acuerdo con la premisa de que la estrategia de invertir las clases funciona”, señalaba The New York Times en un artículo de primera plana sobre las flipped schools.20 El periódico citaba a Justin Reich, un investigador de tecnologías educativas del Centro Beckman de la Universidad de Harvard, quien afirmaba que las “escuelas al revés” son “el único tema del que escribo en el que hay un amplio consenso a favor”.21

En algunos estudios de casos concretos, como el de la escuela secundaria Clintondale de Detroit, una de las peores de su distrito, invertir los tiempos y las funciones de las aulas permitió reducir significativamente el número de estudiantes reprobados en apenas un año. 
Mientras que 30% de los estudiantes de la escuela terminaban el año reprobados antes del cambio, el porcentaje se redujo a 10% al año de invertirse la función de las aulas, y el número de jóvenes que entraron en la universidad tras graduarse de la escuela subió de 63 a 80%, de acuerdo con el artículo.

Pero según me confesó Khan en una entrevista, lo más importante de su academia no son los videos, sino las nuevas tecnologías que permiten personalizar la educación para adaptarla a las necesidades de cada niño. El Khan Academy ya ofrece, además de videos educativos, ejercicios prácticos para los estudiantes que permiten que cada uno avance a su propio ritmo. Gracias a un algoritmo que inventó Khan, parecido al que usa Netflix para recomendar películas con base en las preferencias previas de cada persona, las lecciones
avanzan al ritmo de la velocidad de aprendizaje de cada estudiante. Y los maestros pueden ver en sus computadoras los avances de cada alumno, lo que les permite individualizar la educación para adecuarla a los ritmos y a las preferencias de cada estudiante. 
Todo esto hará que la educación —que no había cambiado prácticamente en nada desde que el rey de Prusia introdujo lo que hoy se llama el “modelo prusiano”, en el siglo XVIII— cambie de manera radical. El modelo prusiano tenía el propósito de enseñar obligatoria y gratuitamente a todos los niños a leer y a escribir, y —aunque no lo decía de un modo tan explícito— crear una clase trabajadora dócil de gente que se acostumbrara desde muy joven a levantarse temprano, ir a trabajar y aceptar la autoridad de sus jefes. Desde entonces, casi nada ha cambiado: la mayoría de las escuelas sigue agrupando a niños de la misma edad en  un aula, donde todos los alumnos están sentados mirando en dirección al maestro, en clases que empiezan y terminan con el sonido de un timbre. Y al terminar el día de clase, los niños se llevan a casa las tareas para el día siguiente. Hasta las vacaciones de verano, que fueron creadas cuando la sociedad era agraria para que los niños pudieran ayudar a sus padres en las granjas, siguen intactas como si el mundo no hubiera cambiado hacia sociedades urbanas. 

Pero según Khan y la mayoría de los futurólogos de la educación, eso se acabará pronto.La escuela del futuro no tendrá nada que ver con la actual, porque hay una aceptación cada vez mayor de que cada uno de nosotros tiene una forma distinta de aprender. Algunos estudiamos mejor en la mañana, otros en la noche. Algunos aprendemos más visualmente, y otros de manera más auditiva. Algunos preferimos estudiar en tramos de una hora seguida, y otros aprendemos más si podemos estudiar en tramos de 20 minutos. Las nuevas tecnologías educativas permitirán que cada uno de nosotros estudie a su propio ritmo, de la manera en que más nos guste. Y lo que antes llamábamos “ir a clase” para escuchar una disertación del maestro se convertirá en una sesión de tareas supervisadas en la que el maestro ayudará a los estudiantes a resolver los problemas que no hayan podido resolver en su casa.