EN CERRO LARGO TAMBIEN, TODOS HACIA ADELANTE

En la diferencia o en el acuerdo, encontremos un espacio para pensarnos y hacernos, que nos permita re descubrir el sentido nacional, lo que nos une. Revisando continuamente el legado de nuestros antepasados más luminosos, podremos encontrar los cimientos, las bases de un proyecto colectivo construido en colectivo.
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"Ciudadanos: la energía es el recurso de las almas grandes. Ella nos ha hecho hijos de la victoria, y plantado para siempre el laurel en nuestro suelo" José G. Artigas, abril 1813.

Pienso... y... si puedo decir lo que pienso... recién ahí "luego existo" (adaptado de Descartes).

miércoles, 18 de junio de 2014

JOSÉ ARTIGAS.. UN CUARTO DE SIGLO BAJO SU LUZ

Hace 250 años nacía en nuestra Tierra el mejor de todos nosotros. Quizás todos los libros de historia nos muestran un Artigas inalcanzable, de mausoleo, el que hemos ido dibujando en nuestras mentes.

En las actuales circunstancias del País, me gustaría recordar la dimensión humana del héroe, ese hombre humilde que marcó los destinos de la Banda Oriental y del Uruguay, no desde sus laureles sino desde sus VALORES.
Hoy vemos una Sociedad uruguaya que se busca a sí misma y no se encuentra con nitidez, en un contexto de inseguridad, consumo alienante, salud sin humanidad, educación sin valores, leyes inconstitucionales, corrupción y por sobre todo una cultura de la etiqueta divisoria entre uruguayos. En ese contexto y HOY MAS QUE NUNCA, es bueno reflexionar y redescubrir el OTRO ARTIGAS, el ARTIGAS SER HUMANO.

Ese Artigas que desde sus pensamientos, sus hechos y sus palabras, nos mostró su lado más luminoso y valioso de una VIDA con proyectos, con enorme vigencia en nuestros días.

El José Artigas con nombre de Padre, protector de los débiles, los derrotados, los ninguneados, donde nos enseñaba “que los más infelices sean los más privilegiados” y que al culminar batallas ganadas, cambiaba el puño crispado por la mano tendida, indicándole a sus soldados “clemencia para los vencidos, curad a los heridos, respetad a los prisioneros”, en una actitud inmensamente misericordiosa, conciliadora y respetuosa hacia la minoría perdedora.

El José Artigas que nos invitaba a no “esperar nada que no sea de nosotros mismos”, indicando que la fuerza transformadora del trabajo y el esfuerzo, ejercida con audacia, energía y entrega, es la única salida viable y digna que tiene un Pueblo para forjar su propio destino.

Ese José Artigas que nos marcaba las prioridades y los apremios diciéndonos que “la causa de los pueblos no admite la menor demora”

Ese José Artigas que nos enseñaba que la Libertad es el arma más poderosa de una Comunidad y con el ejercicio de ella, no se ofende ni se tema, definiendo además que toda “la cuestión es entre la Libertad y el Despotismo”.

Ese José Artigas que ponía al mismo nivel de igualdad la valentía y la ilustración, inspirándonos a que los orientales nos educáramos para que la valentía y la libertad tuvieran sentido humano y patriótico, con el “sean tan ilustrados como valientes”.

Ese José Artigas que nos decía “que en lo sucesivo solo se vea entre nosotros una gran Familia”, confirmando desde el exilio luego, su tristeza al ver cómo sus hermanos se enfrentaban en luchas internas, marcándonos una vez más que el camino es, el de una PATRIA UNIDA Y RECONCILIADA CONSIGO MISMA.

Ese José Artigas que no se puso precio a Sí mismo al decirnos “yo no soy vendible, ni quiero más premio por mi empeño, que ver libre a mi nación” y que tampoco le puso precio a su nación al decirnos “no venderé el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad”… y valla si habían “necesidades, ofertas y tentaciones” en los albores de la Patria.

Ese José Artigas que nos marcaba el camino de la descentralización escribiendo “todas las provincias tienen igual dignidad e igualdad de derechos”.

Ese José Artigas padre de la Democracia Nacional, que nos decía “para mi no hay nada más sagrado que la voluntad de los pueblos” o que “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”.

Ese José Artigas que nos recordaba con sus palabras “el pueblo es soberano y él sabrá investigar las operaciones de sus representantes”.

Ese José Artigas que nos marcaba nuevamente su subordinación al interés colectivo diciendo “Cuando se trata de salvar los intereses públicos, se sacrifican los particulares”

Ese José Artigas que tenía de amigo fiel a un Negro, y a un puñado de gauchos, indios, mujeres y niños humildes, que entregaban la vida por su Patria y lo seguían a todas partes, en triunfo o en “redota”.

Ese José Artigas que alertaba a la Sociedad sobre la corrupción, ese flagelo tan antiguo y actual; marcando a la Constitución como la herramienta que nos protege de ella, diciéndonos “Es muy veleidosa la probidad de los hombres, sólo el freno de la constitución puede afirmarla “

Ese José Artigas que nos marcaba la importancia de educar bien a nuestros jóvenes diciéndonos que ellos “deben recibir un influjo favorable en su educación para que sean virtuosos y útiles a su país”.

Ese José Artigas que nos decía “Toda clase de precaución debe prodigarse cuando se trata de fijar nuestro destino”, frase que cobra una enorme importancia y vigencia en un País que diseña y vota leyes, que nos condicionan a todos.

Ese José Artigas sencillo y franco que cuando se refería a sí mismo decía “soy poco amigo, Señor, de formalidades superfluas; la verdad simple y clara es la expresión de mi lenguaje”.

Y finalmente, quizás el mejor de todos sus pensamientos, casi una plegaria que nos debería inspirar cada mañana a todos los orientales, resumida en “solo aspiro el bien de mi Patria, en la justa causa que sigo”.

Carta Abierta - Rosendo Garcia Rebollo