EN CERRO LARGO TAMBIEN, TODOS HACIA ADELANTE

En la diferencia o en el acuerdo, encontremos un espacio para pensarnos y hacernos, que nos permita re descubrir el sentido nacional, lo que nos une. Revisando continuamente el legado de nuestros antepasados más luminosos, podremos encontrar los cimientos, las bases de un proyecto colectivo construido en colectivo.
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"Ciudadanos: la energía es el recurso de las almas grandes. Ella nos ha hecho hijos de la victoria, y plantado para siempre el laurel en nuestro suelo" José G. Artigas, abril 1813.

Pienso... y... si puedo decir lo que pienso... recién ahí "luego existo" (adaptado de Descartes).

martes, 3 de diciembre de 2013

Viejo... valió la pena vivir.


Hace un año que te fuiste, dejaste pequeñas cosas para el mundo pero grandes para mí. 


Construiste una Familia unida junto a una esposa fiel, cuatro hijos que estudiaron y proyectaron sus vidas, siendo útiles a la Comunidad; devolviendo el esfuerzo que te significó trabajar, pagar tus impuestos, las deudas de tus emprendimientos, etc. Con una vocación esquiva, peregrinaste tu vida entre la producción agropecuaria, sacándole a la sierra de ríos, la mayor cantidad posible de terneros, corderos y lana que pudiste. Sin embromar a nadie, también tuviste tiempo para nosotros, junto a tu esposa, nuestra madre. 

Recuerdo tus grabaciones los domingos de nuestras canciones escolares, la Misa y el partidito de ajedrez. Contigo aprendí a jugar al tenis, con sana deportitividad que extrapolé a mi vida futura. Tus manos juntaron mis manos de pequeño, para enseñarme a rezar. Ante mis logros, tu tímida felicitación, reforzaba el “deber ser”, quizás por momentos más fuerte que el “dejarnos ser”.

Contigo aprendí, que los logros vienen por añadidura, y es el resultado de la perseverancia, el esfuerzo y la hombría de bien. La rectitud, es un valor muy caro para quienes vivimos bajo tu tutela y cariño. “La verdadera pobreza es la del espíritu” nos decías una y otra vez, “la riqueza anida en un corazón generoso que hace todo para mayor gloria y obra de Dios”, reiterabas una y otra vez.

Lo más importante quizás, en mi proceso de aprendizaje y crecimiento, fue ver tus errores y cómo esos errores te ayudaban a redescubrir tu propia humanidad.

La enfermedad que te llevó, un extraño cáncer a la sangre, que te debilitaba las defensas frente a la vida biológica y tus huesos, te despejó el camino frente a la vida eterna, en un también extraño misterio y milagro, reservado para los que tenemos el don de la Fe.

Por eso Viejo…, a un año de un sufrido “no tenerte” muero un poquito todos los días en ese recuerdo …. pero…. al mismo tiempo…, te redescubro y revivo en tus enseñanzas, en la sonrisa de mis hijos, en el cariño de mi madre, de mis tres hermanos, en mi compañera y en los afectos de los amigos.

Este sábado, me hicieron un reconocimiento en vida, por los años que presidí la Soc. Agropecuaria de Cerro Largo, una institución que tu siempre quisiste.      Cosas también pequeñas para el mundo, pero grande para nosotros...